En las selvas tropicales, la producción bruta (es decir, la cantidad de fotosíntesis) y la respiración ocurren aproximadamente al mismo ritmo. En muchos casos, la cantidad de respiración es casi la misma que la cantidad de producción bruta, lo cual resulta en una producción neta igual a cero. Las altas tasas de respiración se deben a la existencia de cadenas tróficas bien desarrolladas, las cuales hacen posible la biodegradación eficiente y, en consecuencia, el rápido y eficiente reciclaje de nutrientes.

Los suelos de la selva amazónica han sido lixiviados durante milenios y, por lo tanto, son pobres en nutrientes. Los nutrientes que existen se almacenan en el dosel, siendo la regla el reciclaje rápido de nutrientes. En efecto, una selva tropical secuestra muy poco carbono. A través de cadenas tróficas muy eficientes, la materia orgánica se biodegrada rápidamente, los nutrientes se reciclan rápidamente y el dióxido de carbono se libera a la atmósfera casi tan rápido como es absorbido. Por lo tanto, no es probable que la selva amazónica contribuya a eliminar el actual exceso de carbono en la atmósfera debido a la quema de combustibles fósiles.