La Tierra se formó hace unos 4,540 millones de años.
Al principio, la atmósfera de la Tierra contenía muy poco oxígeno (menos del 1%).
Las primeras plantas comenzaron a desarrollarse hace más de 2,000 millones de años, probablemente cerca de 2,700 millones de años.
A través de la fotosíntesis, las plantas absorben dióxido de carbono de la atmósfera
y lo retienen en la biósfera, convirtiéndolo en materia orgánica y
liberando oxígeno como subproducto.
A través del tiempo geológico,
el oxígeno se ha ido acumulando gradualmente en la atmósfera, alcanzando un valor de
cerca del 21% en el presente.
A través del tiempo geológico, la materia orgánica excedente ha sido secuestrada en la litósfera como materiales orgánicos fósiles (carbón, petróleo y gas natural).
Los primeros animales (los primeros organismos con conchas externas) aparecieron hace 635 millones de años.
Los animales operan de manera opuesta a las plantas: absorben oxígeno, queman materia orgánica (alimentos) y liberan dióxido de carbono como subproducto.
Los primeros seres humanos (Australopithecus anamensis) comenzaron a desarrollarse hace cerca de 4 millones de años.
Condiciones climáticas frías han prevalecido durante
el último millón de años. La especie Homo sapiens evolucionó
bajo estas condiciones climáticas.
Homo sapiens se remonta a más de 400,000 años.
La edad de la variedad Homo sapiens sapiens,
a la que pertenecen todos los seres humanos, oscila entre 130,000 y 195,000 años.
La última Edad de Hielo
comenzó a retroceder hace unos 22,000 años.
La concentración de dióxido de carbono
en la atmósfera fue de 190 ppm hace aproximadamente 21,000 años,
cerca del final de la última Edad de Hielo.
La revolución agrícola,
en la cual los seres humanos convirtieron bosques y pastizales en granjas,
empezó hace unos 12,000 años.
La revolución agrícola
produjo una reducción de la biomasa en pie en la biósfera y
redujo la absorción de dióxido de carbono en las regiones mediolatitudinales,
contribuyendo indirectamente, aunque de manera muy pequeña, al calentamiento global.
La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera aumentó gradualmente desde un mínimo de 190 ppm hace 21,000 años,
a aproximadamente 290 ppm en el año 1900, es decir, a una tasa promedio de 4.87 ppm por milenio.
La revolución industrial,
en la cual los seres humanos desarrollaron máquinas (es decir, animales artificiales,
ya que consumen combustibles, que son en su mayoría materia orgánica),
comenzó en Inglaterra hace unos 250 años.
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En octubre del año 2011,
la población mundial alcanzó 7 mil millones de personas, lo que representa
2.5 veces la población del año 1956.
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La población mundial está
aumentando a una tasa de alrededor de 80 millones por año (alrededor del 1,13%).
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La población mundial
actual es de 7,350,000,000 (1 de noviembre de 2016).
La flota global de vehículos de motor se estima en aproximadamente 1,300,000,000 (2016).
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La flota global de vehículos
automotores (matrículas de vehículos) ha estado creciendo recientemente a una tasa de 40 millones por año.
Los vehículos automotores
(automóviles, camiones, autobuses y motocicletas) representan el
80% del consumo de energía relacionado con el transporte.
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La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, que fue de 290 ppm en el año 1900, subió a 316 ppm en 1959, es decir, a un promedio de 0.44 ppm por año.
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Las mediciones de la concentración
de dióxido de carbono desde 1959 (316 ppm) han mostrado un aumento a 403 ppm en 2016,
lo que representa un promedio de 1.53 ppm por año.
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La concentración de dióxido de carbono ha aumentado un promedio de alrededor de 2.0 ppm por año durante las últimas dos (2) décadas (1996-2015).
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La concentración de dióxido
de carbono aumentó 2.87 ppm en el año 1998, más que en cualquier otro año.
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Según la NASA,
los diez años más calurosos registrados han ocurrido en el último
período de dieciocho años (1998-2015).
El año más cálido de registro es el año pasado, 2015.
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Alrededor del 91%
del incremento anual del dióxido de carbono atmosférico se debe a la quema de combustibles fósiles.
El 9% restante
se atribuye a cambios antropogénicos en el uso de la tierra,
que tienen el efecto de reducir la captación neta de dióxido de carbono.
Los cambios
antropogénicos en el uso de la tierra ocurren cuando
los bosques se convierten en pastizales, los pastizales en áreas agrícolas,
y las áreas agrícolas en áreas urbanas.
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Otros patrones de
degradación de la tierra (deforestación, sobrepastoreo, sobrecultivo,
explosión urbana, desertificación y salinización) reducen la absorción
neta de dióxido de carbono, contribuyendo indirectamente, aunque en forma muy ligera, al calentamiento global.